¿Qué es un Cierre Metálico?
Es un término genérico para designar las piezas metálicas que se instalan para fijar objetos. Dependiendo de lo que se vaya a fijar, se denominan “cierres metálicos”, “cierres de cableado”, etc.
La forma y el material varían en función del objeto a fijar y de la resistencia requerida, por lo que hay que seleccionar el adecuado. Los materiales utilizados son el galvanizado, el acero inoxidable y el latón.
Al ser de metal, hay que tener cuidado para evitar la corrosión ácida. Evite utilizarlas donde exista riesgo de corrosión y elija productos fabricados con materiales resistentes a los ácidos.
Usos de los Cierres Metálicos
Se utilizan para reforzar las conexiones entre piezas al montar equipos de laboratorio. Por ejemplo, si desea pasar cables eléctricos a lo largo de las columnas de soporte de un soporte, puede intercalar los cables entre las abrazaderas y las columnas para evitar que se doblen e interfieran en el funcionamiento del experimento.
También se utilizan para fijar equipos a un soporte o al techo y evitar que se desplacen o caigan debido a las vibraciones. Por ejemplo, si un analizador está montado sobre una placa, puede fijarse con cierres metálicos en forma de L para evitar que se caiga durante un terremoto.
Principio de los Cierres Metálicos
Los cierres metálicos son generalmente de metal con agujeros para tornillos en el cuerpo. Deben elegirse en función de su finalidad, prestando especial atención a los siguientes puntos:
- Forma del Cuerpo
Un cuerpo curvado en forma de U es adecuado para sujetar cables eléctricos y postes. Para fijar piezas ensambladas verticalmente, utilice los que tienen forma de L. - Resistencia de los Tornillos
Los tornillos deben ser desmontables si se montan y desmontan con frecuencia. En cambio, si el tornillo debe permanecer en su sitio durante mucho tiempo, como en el caso de la fijación de un analizador, debe ser un tornillo resistente. - Material
Entre los materiales más habituales para los cierres metálicos se encuentran el acero inoxidable (una aleación de hierro y cromo), el latón (una aleación de cobre y zinc) y el galvanizado. El latón es barato, pero tiene poca resistencia química y no se recomienda para uso en laboratorio. El galvanizado dura algo más debido al efecto de protección sacrificial contra la corrosión del zinc, pero la corrosión aumentará si se le adhieren ácidos fuertes. El acero inoxidable suele ser más resistente a los productos químicos, pero la resistencia varía según el tipo (se indica con el “número SUS+”, por ejemplo, “SUS304”, “SUS316”).