¿Qué es el Acero Resistente al Calor?
El acero resistente al calor (SUH = Steel Use Heat) es un tipo de acero aleado utilizado para mantener la resistencia a la oxidación, la resistencia a la corrosión y la solidez en entornos expuestos a altas temperaturas.
Contiene elementos como cromo, níquel, wolframio o cobalto y se divide en cuatro categorías según su estructura: austenítico, martensítico, ferrítico y de endurecimiento por precipitación.
El acero resistente al calor también incluye el acero inoxidable que contiene cromo (SUS), así como el acero.
Usos del Acero Resistente al Calor
El acero resistente al calor conserva su resistencia a altas temperaturas, por lo que se utiliza principalmente en piezas expuestas constantemente a altas temperaturas, como válvulas de motores, álabes de turbinas, hornos y quemadores.
También se emplea en frenos de disco para coches y motos por su resistencia al calor por fricción, y es muy utilizado en componentes como ejes de rotor, pernos y cojinetes, esenciales para la fabricación de automóviles.
Las aplicaciones y propiedades varían en función del contenido de cromo y níquel.
Características de los Aceros Resistentes al Calor
Los aceros resistentes al calor tienen cuatro tipos de microestructura – austenítica, martensítica, ferrítica y endurecida por precipitación – cada una con diferentes aplicaciones y propiedades.
Los aceros austeníticos tienen una estructura formada por acero al cromo con níquel añadido, y se caracterizan por su capacidad para mantener su microestructura incluso cuando las temperaturas alcanzan la temperatura ambiente y por su excelente resistencia a la corrosión.
Se utilizan en aplicaciones que van desde el menaje de hogar hasta la construcción, pasando por los tanques de GNL y los equipos nucleares.
El sistema martensítico es una microestructura obtenida por enfriamiento rápido de la austenita y se caracteriza por su dureza y fragilidad. Es resistente al desgaste y se utiliza para piezas de cojinetes y álabes.
Los materiales a base de ferrita no contienen níquel, por lo que son más baratos, pero tienen el inconveniente de que son menos resistentes a la corrosión y menos fuertes que los materiales a base de austenita. Se utiliza para equipos de cocina de interior que no requieren mucha resistencia a la corrosión.
Los sistemas de endurecimiento por precipitación se caracterizan por una baja distorsión debida al tratamiento térmico a bajas temperaturas, manteniendo la resistencia, y son menos propensos al deterioro relacionado con el envejecimiento, como las grietas de cocción provocadas tras el tratamiento térmico.