¿Qué es una Microplaca?
Las microplacas son instrumentos de laboratorio utilizados principalmente en experimentos bioquímicos. Tienen una serie de pocillos transparentes, cada uno de los cuales es como una pequeña placa de Petri.
A menudo se utiliza una placa de 8 × 12 = 96 pocillos (también llamada placa de 96 pocillos), pero también de 6, 12, 24 y 384 pocillos, y las más grandes tienen hasta 9600 pocillos.
Son adecuadas para examinar, comparar, observar y analizar simultáneamente múltiples condiciones de ensayo, y es importante seleccionar la forma, el color, el volumen, el material de la superficie y el revestimiento del fondo de los pocillos en función del uso previsto.
Usos de las Microplacas
Las microplacas pueden utilizarse con un gran número de pocillos al mismo tiempo, lo que las hace adecuadas para experimentos en los que se recoge una gran cantidad de datos en las mismas condiciones, como cuando se cultivan simultáneamente líneas celulares o microorganismos y se utilizan para estudiar las condiciones, o cuando se realizan y miden series de dilución.
Cuando se utiliza en combinación con un lector de microplacas, es capaz de detectar la absorbancia y la fluorescencia, y también puede emplearse para la medición cuantitativa de muestras traza con alta sensibilidad. También pueden utilizarse para la observación directa de muestras mediante un microscopio o para la obtención de imágenes de células.
En particular, se utiliza a menudo en ELISA (ensayo inmunoenzimático) en bioquímica y pruebas clínicas, y en HTS (cribado de alto rendimiento) en el descubrimiento de fármacos cuando se criben los efectos de un fármaco a partir de una biblioteca de compuestos.
Principios de las Microplacas
La superficie de la microplaca se encuentra revestida con diversos materiales superficiales adaptados a las distintas aplicaciones, permitiendo la adsorción e inmovilización de las muestras. Inicialmente, la superficie de poliestireno sin tratamiento muestra propiedades hidrófobas, lo que posibilita la interacción con biomoléculas que presentan regiones hidrófobas, como los anticuerpos, permitiendo su fijación. Adicionalmente, se han desarrollado recubrimientos superficiales altamente adherentes que promueven una mayor unión con moléculas hidrófobas. Asimismo, existen recubrimientos superficiales inversamente hidrófilos, como el óxido de polietileno, diseñados para minimizar las interacciones intermoleculares y lograr una interfaz menos propensa a las uniones no deseadas.
Otras tienen recubrimientos superficiales con estructuras moleculares (por ejemplo, maleimida o grupos hidroxi) que se unen covalentemente a grupos funcionales específicos de la muestra y los inmovilizan, lo que permite orientar e inmovilizar biomoléculas específicas.
Los materiales de las placas incluyen poliestireno, polipropileno y vidrio, por lo que puede elegir el material resistente a los productos químicos que mejor se adapte a los productos químicos que desee utilizar.
Los colores incluyen transparente, blanco y negro, cada uno de los cuales tiene sus propias características en la detección: el negro suprime la dispersión de la luz y, por tanto, suprime el fondo de fluorescencia, mientras que el blanco refleja lo contrario y, por tanto, amplifica la relación señal-ruido de la luminiscencia.
Los pocillos pueden ser de fondo plano, redondo o en V. Los pocillos de fondo plano son adecuados para su uso en lectores de placas que miden desde el fondo del pocillo y para cultivos celulares, mientras que los pocillos de fondo redondo son más fáciles de usar para ensayos en los que se desea recoger muestras.
En ELISA, el uso más común de las microplacas, los anticuerpos se unen a antígenos adsorbidos directamente en la microplaca o a través de anticuerpos adsorbidos en una reacción antígeno-anticuerpo altamente específica. El anticuerpo se precarga con una enzima luminiscente, de modo que la luminiscencia producida por la reacción enzimática puede detectarse mediante un lector de microplacas. Se trata de un método de principio experimental muy utilizado en los campos de la bioquímica y las pruebas clínicas, ya que permite la medición cuantitativa y sensible incluso de cantidades ínfimas de muestra y es un método de prueba seguro que no implica la exposición a la radiación.